El templo colonial de Nicoya, una joya histórica
La historia de San Blas comienza casi inmediatamente después de la llegada de los españoles. Nicoya, siendo un importante centro indígena, fue el punto de partida de la evangelización en lo que hoy es Costa Rica.
1544: El Origen. Se considera esta la fecha aproximada de la fundación de la parroquia. El primer templo fue una humilde ermita hecha de madera y paja, tal como era la costumbre de la época para las misiones.
El Fuego y el Barro: Como era de esperarse, esa primera edificación rústica fue destruida, obligando a los frailes franciscanos a buscar una solución más duradera.
Alrededor de 1644, se levantó un segundo templo, esta vez con materiales más sólidos como piedra y madera. Esta estructura, aunque ha cambiado con el tiempo, asentó las bases de lo que vemos hoy.
Centro Espiritual: El templo se convirtió en el corazón de la vida en Nicoya. El obispo Morel de Santa Cruz le dio mayor jerarquía eclesiástica en 1751 y estableció a San Blas como su santo patrono.
La historia de San Blas no es una línea recta, sino una lucha constante contra la naturaleza. Nicoya se encuentra en una zona de alta actividad sísmica, y el templo ha pagado el precio una y otra vez:
Destrucción del Siglo XIX: Un fuerte terremoto en 1822 derribó gran parte de la estructura. El templo que ves hoy es el resultado de la reconstrucción realizada a mediados del siglo XIX, manteniendo un estilo austero y robusto.
El Sismo de Sámara (2012): El evento más reciente que puso a prueba su resistencia. Este terremoto causó graves daños y obligó a cerrar el templo para una restauración completa.
La gran restauración que siguió al terremoto de 2012 no solo sirvió para reforzar su estructura, sino que reveló secretos fascinantes sobre la vida colonial:
El Cementerio Interior: Los arqueólogos descubrieron que el templo y sus alrededores funcionaron como un camposanto durante los siglos XVII al XIX. Se encontraron los restos de más de 150 personas enterradas. ¡Era una práctica común en la época colonial!
Ventanas a la Historia: Para compartir estos hallazgos, los restauradores crearon "ventanas arqueológicas" dentro del templo. Ahora puedes mirar directamente hacia abajo y ver los cimientos originales y los restos de antiguas construcciones.
Hoy, la Iglesia de San Blas sigue siendo un ícono, especialmente durante la celebración de la Anexión del Partido de Nicoya (25 de julio) y sus fiestas patronales. Es un símbolo de la tenacidad y la fe de Guanacaste, que se niega a desaparecer.
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